La idea fija
Diciendo está el
cigarro lo que es la vida; fuego de unos instantes, humo y ceniza.
Ventura Ruiz Aguilera
Cuatro de la mañana, me despierto tosiendo mucho y fuerte, me cuesta respirar, por momentos me falta el aire, me ahogo. Es la tercera vez y estoy tan cansado, me cuesta dormir, me siento dolorido, molesto, agotado, Cristo qué dolor.
Se prende la luz, viene mi hija con agua y calmantes, me arropa y me suplica que me calme; está asustada, no tanto como yo.
Tengo cuarenta y siete años ya no me quedan carnes en los huesos y recién manché la almohada, la sensación es horrible, no puedo calmarme y cada vez es peor, de esta ya no salgo.
Por momentos, en los ataques también se me pasa la vida, un segundo y recuerdo: a mí finada madre que murió cuando era bebé, mi hermana Elena, mis medios hermanos, pienso en mi esposa que murió a los veintinueve años y me dejó con tres hijos. Tengo más hijos y dos nietos.
Me llamo Juan era carnicero, va en realidad fui muchas cosas, ahora soy enfermo.
Siete de la mañana, pude pegar un ojo y me siento más tranquilo, mi hijo el más chico me ayuda a pararme; casi que me alza para ir al baño.
Estamos en otoño, me traen el desayuno, lo tomo a sorbos, tengo el estómago cerrado, prenden la radio y sólo se habla de Malvinas.
Tengo una idea fija: fumar (pero no me dejan, los médicos me lo prohibieron) entonces hago el gesto, la hazaña, como un mimo saco mi paquete y la caja de fósforos de la mesa de luz, prendo uno, casi que siento el calor en mis pulmones, inspiro profundo un instante: ¡que placer!
Me operaron hace unos meses y los médicos no tienen buenas noticias y mi familia me mira indulgente.
Yo soy el enfermo, yo no puedo respirar, yo me estoy muriendo y no quiero sufrir más.
Nueve de la mañana vuelve la tos y el dolor y la vida toda y la falta de aire y la misma frase:Cristo qué dolor.
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Foto tomada de internet |
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