Pesadilla

Anoche me sentí morir, como tantas noches. Uno no sabe cuándo puede suceder, la sintomatología es la misma.
Son variables que se repiten de manera confusa, azarosa.
Disnea, fiebre, taquicardia, mareos.
Laberintos eternos, sin salida, donde por más que corría, buscaba o pedía ayuda seguía pelando, a favor y en contra de mis miedos.
Me sentía como en una interface, como si fuera posible en tal estado salir  y entrar a este y  a otros mundos, percibí la materia desvaneciéndose, quizá estaba delirando.
Y la sensación me llevo a caer infinitamente, caía en alturas, en calles, en bibliotecas, en profundidades, me acompañaban frases anacrónicas.
Vi mi piel desgarrarse  por la velocidad de una fuerza centrífuga, sentí miedo, estaba paralizada, aturdida bloqueada, no sé cómo, ni cuándo salí del trance.

 Mire mi cama, mi cuarto, tome agua y me quede en suspenso.

imagen tomada de internet

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