La caída

Son las ocho de la mañana de un día de febrero Sara se despierta asustada por los gritos, su cuarto está oscuro anoche cerraron los postigos, en milésimas de segundos ya comprendió que su madre la llama desesperada llorando, algo paso.
Sara baja corriendo con su camisón a rayas, abajo está su mamá desencajada asustada ella y él bebé llorando, Juan tiene un leve tajo atrás de la oreja, la sangre agrava el cuadro, la desesperación es mayor. Su mamá cuenta que se distrajo lavando y en un segundo Juan estaba cayendo por las escaleras y desde un sitio muy alto.
Entre los gritos le avisan a los demás niños que ya vuelven.
Van a la salita que queda a un par de cuadras, al llegar sale la enfermera una mujer de mediana edad y el doctor un hombre mayor sereno que controla a Juan, dice que  el niño está bien, pregunta si perdió la conciencia, la madre cuenta que apenas cayó le mojo la cabeza para ver la herida que no paro de llorar, que lo reviso entero.
El médico le dice que no se preocupen que no tiene ninguna fractura, que está consciente, pero que estén alertas si el bebé vomita o tiene algún síntoma raro, que lo mantengan despierto el mayor tiempo posible.
María la mamá le pide a Sara que llame a su tía, ella le cuenta lo que pasó. La tía llega media hora más tarde a la casa con sus hijas, entre las hermanas organizan todo para mantener siempre despierto a Juan.
Hace muchísimo calor así que deciden ir al río. 
El río es un lugar tranquilo arman un picnic, sacan mallas, mantas, pan, gaseosas picadillo, galletas, y una radio, arman todo abajo de la copa de un árbol frondoso.

Ese día de verano dos hermana y sus hijos se turnan para mantener vigil al bebé, todos juegan, le cantan, le ponen la radio,
 Juan pasa todo ese dia y los siguientes de brazos en brazos. Todos lo aman lo cuidan, lo miman. Por suerte fue solo un gran susto. El está feliz y sano.

Imagen tomada de internet

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