Compasión


   
Ayer pasadas las veinte horas escuche un  grito que venía de las calle, Edmundo Torres mi vecino tenia agarrado en el piso a un pibe de unos 16 años, que intentaba robar. Entre el forcejeo lo insultaba y maltrataba vilmente.
Necesitaba ayuda para llamar a la policía, a una cuadra unas nenas gritaban que lo suelte, que lo deje.
Ahí estaba Raúl [osea yo], debatiéndome  si ayudar a Edmundo a golpear a ese pibe o dejar que la policía lo lastime. Ahí estaba paralizado, mudo,sorprendido, desemcajado. Se debatían en mi, razón y corazón. Realidad social y barbarie o justicia por mano propia.
 Luego todo se precipitó entre un empujón y corridas trastabilló Edmundo, el joven ladrón se escapó. 
Hay momentos en la vida que te llevan a decidir. Yo pensé en el chico, en la humillación, en los golpes que recibía, en lo que le esperaba en la comisaria y sólo pude quedarme helado.
Mi cuerpo sabe de barbarie, mi pasado entiende de humillación y mi alma siente más que nadie el dolor.

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