Come undown

Todo comenzó hace 7 años y las cosas se precipitaron cuando hice una transacción voluntaria con la amiga de una amiga. La mina me dijo que se tomaba el palo; se sentía podrida de todo, que me vendía sus cosas a un precio irrisorio, y que si quería trabajar para ella una vez al año, me cedía todo. Yo estaba con la soga al cuello, y dije: "pobre mina"... si le hago el favor y de paso cañazo salimos del pozo, de la pocilga de barrio, del trabajo en la oficina, arrancamos de cero, de nuevo. Entonces yo acepté. Paula se llamaba o eso me dijo, porque después de que firmé los papeles con una gota de sangre y a las luz de las velas. La mina se esfumó y nadie más supo de ella. Con Fausto la relación mejoró. Entre las cosas que me cedió, como campos, maquinaria, una lujosa casa y un importante capital, dejó su ropa de la que también me fui apropiando. Con esa plata arrancamos un proyecto que teníamos colgado hace años, se trataba de hotelería especialidad de mi marido y viajes mi debilidad. Así fue que abrimos la agencia y escalamos como nunca antes. Nos posicionamos en el mercado. La gente hablaba a nuestras espaldas: que éramos unos farsantes, que yo era la mina de alguien y que Fausto era testaferro de algún político o traficante. Pero no podían dejarnos de lado, todo lo que tocábamos se convertía en oro. El primer año llegó un sobre negro lacrado a mi nombre Ana Camila Fleming, la carta me decía que debía conseguir un par de cosas y presentarme esa misma noche en Tupungato 672, que ahí se realizaría la ceremonia, que no lleve móvil y que a mi auto lo deje a 4 cuadras mirando al norte. Llegué y me pidieron que firme un libro esta vez con saliva y entonces me iniciaron con un rito que duró un par de horas; tomé algo, desperté en mi auto y volví a casa. El segundo año me pidieron tierra de cementerio y de mi casa, que era necesario comprometerse a la causa, si quería tener fama y prestigio. El tercer año yo pregunte por Fausto (hacía meses que lo había descubierto en un romance) y me consultaron por un amarre, accedí. Al quinto años me había cansado de Fausto y a causa del amarre, él no me dejaba ni a sol y ni sombra. Entonces pedí que lo desaten, sentía que me asfixiaba. Al día siguiente como que despertó de un letargo, aún resuena en mi cabeza sus últimas palabras "nena no te conozco, estás realmente desquiciada". Y yo lo miraba desafiante; -si no fuera por mí, estaríamos en la calle. Me dijo que se llevaba a la nena, mejor (pensé), yo ni tiempo tenía de ocuparme de una criatura tan demandante. (Can not believe you've taken my heart, to pieces) El año pasado me pidieron como ofrenda un trabajo, matar un gallo negro y depositarlo en la casa de una persona X. A los días comencé a obsesionarme con los sonidos de la casa: podía escuchar cada movimiento, los aspersores, el motor de la heladera, la bomba de vecino, el vaivén de los postigos, los árboles, los perros ladrando y corriendo, aullando, o rascándose, los gatos, los grillos, el grifo, los mosquitos zumbando y me hice mucha mala sangre. Fui perdiendo el apetito, de a poco los pelos; ya no me quedaban amigos y los que tenía, trataban de evadirme. Probé con todo: yoga, meditación, limpieza de la casa, agua bendita, velas, santos, símbolos, y cruces. Pero no, seguía empeorando. Fausto y Sara no querían verme. (Who do you need, who do you love/When you come undone?) Hable con un cura y me sacó corriendo, me dijo hereje. Después consulte a una curandera, me dijo que estaba tomada. Que si quería recuperarme debía estar dispuesta a perderlo todo. Me habló de los pactos oscuros, de los ritos, de la oscuridad, de los sacrificios, que estaba siendo seguida y que hasta que encuentre la cura debía obedecer pero que de una u otra forma debía correr sangre. (We'll try, to stay blind/ To the hope and fear outside...) Esta mañana desperté temblando, corrí al baño y vomite algo azulado, me vi al espejo sin entender, quien era; entonces me duche, por mi cuerpo que ya no era mío brotaba sangre ajena. La mucama me llamó, asustada, fuera de eje, doña Paula baje por favor. Salí al patio y lo vi ahí clavado, duro, era Guardián mi perro adorado, por mi espalda corrió un escalofrío extraño, casi sarcástico (como si internamente disfrutara de la escena). Tarde unos minutos en asociarme impostora de un cuerpo y le dije a la mujer que llame a algún empleado. Subí a la oficina abrí mi correo y una Camila me decía lo mío es tuyo, estamos a mano. (Words playing me deja-vu like a radio tune/ I swear I've heard before).

Imagen tomada de internet (PONE PLAY )

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