La mal querida
Rosario murió un lunes y las palabras se derraman armando recuerdos de cómo y cuándo fué la última vez que la vieron que la vimos que giró a mirarme. ¿A dónde está el brillo de sus ojos lindos? Rosario murió hace diecisiete horas veinticinco minutos y estos segundos que se esfuman y recorro los sitios donde dejó su rastro miro su último mensaje, sus fotos para encontrar ese... [algo que no se ve] leer entre líneas sus posteos sus fotos, poemas, canciones su voz, su pelo, su olor, su pulso que ya no está. Rosario quiero gritar tu nombre, para que vuelvas, y no dejes de luchar esta noche ¿quién te va a soñar? Ésa nociva enfermedad, fue colonizado todo su sistema, y estalló en su inmunidad. Pero yo sé la verdad, murió de pena, de tanto querér que la quieran por amar de más rota de la tristeza, vacía porque todo lo pudo dar. Rosario murió un lunes y parece que el martes el mundo va seguir igual.