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Zaguán

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Te extraño pisos blancos y negros de puertas, de entradas y salidas gigante, largo, pronunciado, muy alto no se cuándo te extrañ é  por primera vez. Zaguán de besos y llantos, de las bienvenidas. Zaguán de las esperanzas, de las tardes mirando la vereda, de barrer las hojas y las penas de sacar el agua y la sal a la calle, de tocar el timbre y gritar:_ ¡la puerta! de buscar la llave. Zaguán del paso rápido   y de la charlas largas, que no quieren olvidarse de callar verdades, zaguán de silencios de buzón y cartas de invasión y desconsuelo zaguán de tantos y de nadie. Del viento, del eco del susurro, de los pasos, de las hormigas, de los reproches. Zaguán de tu figura y la mia desdibujándose en esa y en tantas despedidas.

Viajeros en el tiempo

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“Nadie es inocente” dice el cartel. Y mil bocas hablan distintas lenguas de otros planetas de orillas y de cimas. Son arquitectos del destino, que construyen presentes   con música de fondo y risas contagiosas. Las bocas cuentan distancias que caminaron nos hablan de ocasos que vieron y fotografiaron con sus pupilas. El tiempo se mide en llegadas y partidas por infinitos lugares, climas, gentes, culturas y comidas. Nadie es culpable y mil bocas callan sólo al recorrer… Y se llenan de historias de plazas y pueblos, añoran abrazos que recibieron. Los mapas ya transitados son amuletos que aprendieron. Y ellos siguen migrando, volando, nadando, andando, creciendo, viviendo intensos momentos.

Los tácitos

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Imagen tomada de internet Están ahí, estarán y estuvieron pisándote los talones dándote lecciones de vuelo interfiriendo en tus decisiones, confrontándote con ajenos poniendo en tela de juicio todo, contemplando tus errores. Huérfanos de amor egoístas sin remedios, te martirizan, pero te ignoran y conspiran cuando te descuides heredar tus recuerdos. Distorsionan tus silencios, vigilan tus movimientos. Agarra tu mochila huí de ellos, tu libertad de hacer lo que quieras es tu boleto, tu pasaje sin regreso.

El tiempo y la imagen

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Nubes a mis pies Muestran una imagen Un espejo de lo que quise ser Tanto remar Tanto nadar contra corriente Finalmente me agoté. Perdí sin saber el rumbo, el sentido Me aferre ciega a un objetivo y tropecé. Es tiempo de mirar al frente Dejar de intentar Ya no soy la misma Lo sé. Años resistiendo, insistiendo tratando de saber porque. Soplan vientos de cambio Soy libre otra vez. Y esa angustia en la garganta Esa incertidumbre camuflada Esa obstinación que me atormentaba Esta mañana me miro Reflejada en una mujer Me dijo que se marchaba Y sin más preámbulos se fue. Imagen tomada de internet

Compasión

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    Ayer pasadas las veinte horas escuche un   grito que venía de las calle, Edmundo Torres mi vecino tenia agarrado en el piso a un pibe de unos 16 años, que intentaba robar. Entre el forcejeo lo insultaba y maltrataba vilmente. Necesitaba ayuda para llamar a la policía, a una cuadra unas nenas gritaban que lo suelte, que lo deje. Ahí estaba Raúl [osea yo], debatiéndome    si ayudar a Edmundo a golpear a ese pibe o dejar que la policía lo lastime. Ahí estaba paralizado, mudo,sorprendido, desemcajado. Se debatían en mi, razón y corazón. Realidad social y barbarie o justicia por mano propia.   Luego todo se precipitó entre un empujón y corridas trastabilló Edmundo, el joven ladrón se escapó.  Hay momentos en la vida que te llevan a decidir. Yo pensé en el chico, en la humillación, en los golpes que recibía, en lo que le esperaba en la comisaria y sólo pude quedarme helado. Mi cuerpo sabe de barbarie, mi pasado entiende de humi...

Tracción

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Imagen tomada de internet Aquí y allá, fluir hacia la curva de los vientos. Es propicio avanzar por todo el terreno, tracción a sangre andando y desandando infinitos misterios. Viaje a lo inhóspito, tal vez llegar a ese punto de confluencia o más lejos. Desdoblarme y seguir.   Sentir tanto placer en el alma al recorrer por milímetros esas distancias. Luego, inhalarlo todo: aire, sol, lluvia, piedras, cerros y fundirme en un eco.

Se va

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  Ayer me pidió que lo entienda, me dice que ya no puede caminar más, que se agita y le duele todo. Yo asentí con la cabeza como quien le da la razón a cualquiera para no confrontar, pero sigo sin entender su muerte en vida, su resignación, su tenaz manera de irse a ningún lado, su crítica y terror al mundo, todo lo que pasa en las calles, las noticias, su manera detallista enumerar y clasificar medicamentos. ¿Qué significa no poder más? ¿Por qué se le da por llorar? ¿Qué va a pasar cuando no esté?  Me quedo con el sin sabor con el que terminó su vida, con ese túnel sin respuestas, con esa su angustia eterna. ¿Y qué pasa si lo sacudo un poco? si le digo que lo quiero, que a pesar de todo siempre espero verlo sonriendo, que estaba rico su almuerzo, que aquel viaje a la playa fue el mejor de todos, si le doy un abrazo y le estrujo los huesos, puede que su corazón sienta algún pulso y le contagie mis ganas de seguir viviendo.